El famoso actor, destacado también por su carácter humanitario, deja tras de sí más de 90 películas con tres nominaciones a los Oscar aunque solo logró uno honorífico
MIRIAM RUBIO
Jueves, 6 febrero 2020, 12:54
«Me llamo Kirk Douglas, tal vez hayas oído hablar de mí. Si no, búscame en Google. Soy el padre de Michael Douglas y el suegro de Catherine Zeta-Jones». Así se presentaba el actor en 2006, justo cuando cumplió 90 años. Decía entonces que «llegar a esa edad no solo es especial, sino milagroso. El milagro terminó en la medianoche de este miércoles en España, primera hora de la tarde en Los Ángeles (EE UU) donde residía, cuando la familia anunciaba a la prensa el fallecimiento de unas de las últimas leyendas del Hollywood más dorado que aún seguían vivas. Tenía 103 años de edad y deja tras de sí un total de 92 películas, aunque no ganó nunca el Oscar pese a estar nominado en tres ocasiones -obtuvo, eso sí, uno honorífico en 1996-. La otra es Olivia de Havilland (la protagonista de 'Lo que el viento se llevó'), que cumpliría 104 años el próximo 1 de julio y es ya la estrella más longeva de La Meca del cine.
Kirk Douglas era el otro gran estandarte del cine estadounidense, y en su caso mundial, que aún resistía aunque llevaba prácticamente 15 años sin intervenir en una película. La última fue la producción independiente 'Illusion' (2005), donde interpretaba a un famoso director de Hollywood (ficticio) ya cercano a la muerte, cuya vida había estado llena de fama y riqueza. La suya también tuvo mucho de lo primero, y lo segundo se lo daría el estrellato en la industria cinematográfica aunque, como destacó anoche (sobre las 15:30 horas en Los Ángeles) su hijo Michael en declaraciones a la revista estadounidense 'People', más allá de «vivir bien en sus años dorados», lo que le caracterizó es haber sido «un humanitario cuyo compromiso con la justicia y las causas en las que creía marcaba una pauta a la que todos nosotros debíamos aspirar».
Su leyenda se forjó en los años 40 y 50 del siglo pasado gracias a películas como 'El loco del pelo rojo', donde interpretaba al pintor Vincent van Gogh, 'Retorno al pasado', 'Brigada 21', 'Cautivos del mal', '20.000 leguas de viaje submarino', 'Pacto de honor', 'Duelo de titanes', 'Senderos de gloria', 'Los vikingos' o 'El último tren de Gun Hill'. Pero fue 'Espartaco', estrenada en 1960, la cinta con la que pasará a los anales de la historia. Y no solo por su interpretación de un esclavo que llega hasta gladiador y lidera luego una rebelión contra la poderosa Roma; también porque el equipo, encabezado por el director Stanley Kubrick y el propio Douglas como productor, se la jugó incluyendo en los títulos de crédito al guionista Dalton Trumbo, perseguido en la caza de brujas de la era McCarthy contra intelectuales comunistas.
'El hijo del trapero'
El propio Kirk dio su versión de lo sucedido durante aquel rodaje hace siete años en el libro 'Yo, Espartaco'. Pero aquella no era la primera obra literaria que firmaba. En 1988 sorprendió con 'El hijo del trapero', la historia novelada de su vida. Gracias a esa biografía descubrimos algunas curiosidades de Douglas, nacido en Nueva York en 1916 bajo el nombre de Issur Danielovitch Demsky. Hijo de dos judíos de origen bielorruso que huyeron de Europa, no tuvo una infancia y adolescencia fáciles.
Su padre, que había sido comerciante de caballos en Europa solo logró encontrar trabajo como trapero -de ahí el título del libro-, un empleo que dejaba poco margen para criar a seis hijas y un hijo. Comenzó así un peregrinar de pequeños trabajos para Kirk –desde venta de dulces a reparto de periódicos- con los que ayudaba a la maltrecha economía familiar al tiempo que intentaba estudiar.
Logró entrar en la universidad, en la St. Lawrence de Nueva York, aunque lo hizo trabajando a cambio como jardinero y bedel. Luego vendrían el servicio militar, donde se licenció con honores en la marina, y su primer matrimonio. Contaba Douglas que se enamoró de Diana Dill, entonces aspirante a actriz, hojeando la revista 'Life' durante su servicio, pero lo cierto es que ya habían coincidido unos años antes. El resultado fue que se casaron en 1943 y tuvieron dos hijos, Joel y el ahora archifamoso Michael, quien junto a sus hermanos mostraba en las últimas horas su «tremenda tristeza» por la muerte del patriarca de la familia. Se divorciaría de ella en 1951, pero mantuvieron una relación cordial hasta la muerte de ella, en 2015.
Douglas se volvería a casar tres años después de aquel divorcio, en 1954, con la madre de Peter y Eliot, sus dos hijos menores. Y Anne Buydens, aquella agente de prensa que conoció en los años 50, seguía siendo hasta hoy, y a sus 100 años, su inseparable y amantísima esposa. «Tuve la suerte de encontrar a mi alma gemela. Nuestro matrimonio es maravilloso», dijo Douglas hace unos años a la revista 'Closer'. «Ella me ha dado la estabilidad en un mundo de locos», contaba entonces. Ese debía ser el secreto para que su matrimonio hubiera sobrevivido a la maquinaria devoradora de Hollywood y durase 65 años, solo roto ahora por su fallecimiento.
Esquivar la muerte
Kirk achacaba precisamente su propia longevidad a ese feliz matrimonio, aunque parece que seguir haciendo ejercicio -a su modo- fue clave. Su hijo, Michael, de 73 años, lo contaba en 2018 en televisión, desvelando que Kirk tenía un entrenador personal. Un empeño más que meritorio teniendo entonces 102 años. Pero quizá la suerte también hubiera tenido algo que ver. Fue el destino el que hizo que en 1958 no se subiera al avión del productor cinematográfico Michael Todd, justo el día que el aparato se estrelló acabando con la vida de todos sus ocupantes.
Volvió a esquivar a la muerte en tres ocasiones más, la primera en 1991 cuando viajaba en un helicóptero que sufrió un accidente en el que fallecieron dos personas. Las otras dos veces, tras sufrir un derrame cerebral y un ataque al corazón. Actor de gran éxito y larga trayectoria -tiene más de 90 títulos a sus espaldas en diferentes géneros y tres nominaciones a los Oscar (por 'El ídolo de barro', 'Cautivos del mal' y 'El loco del pelo rojo', por la que sí obtuvo un Globo de Oro)-, productor y padre de familia, Douglas era ante todo, un superviviente. «Me salvé de un accidente de helicóptero y de un derrame para hacer el bien antes de irme», confesaba.
Y parece que así fue, al menos en lo económico, porque parte de su fortuna se destinará a obras de caridad a partir de ahora que el reinado del hombre que puso rostro a Espartaco llega a su fin.
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